sábado, 5 de marzo de 2011

Una simple pesadilla

Mis ojos se cerraron como si en vez de cerrar el telón de aquella triste obra, la de mi vida, lo abrieran de par en par. El suelo va desvaneciéndose, su visión desaparece de mi alcance. La neblina sepulta todo bajo mis pies. Alzo la vista y me hallo en aquella fría y oscura gruta de nuevo. Con cada paso mis descalzos pies sienten el dolor del frio y arisco suelo. Allá al fondo un pequeño rayo de luz se vislumbra. A pesar del dolor continúo, oigo olas rompiendo contra una rocosa pared. En el final un escarpado acantilado, no hay salida posible, tan sólo me queda saltar. Caigo al vacío, soy marioneta del viento, mi suerte ha quedado echada. Siento como el agua me aprisiona, como pretende desgarrar mi cuerpo, después, nada. Mi cuerpo descansa inerte, no siento nada, no escucho nada, a mi alrededor el vacío, la nada. Mi alma ha abandonado mi cuerpo, es libre, se separa de él como si se tratara de dos imanes encarados por el mismo polo. En el mar de oscuridad en que me mueve veo una pequeña luz cegadora. Se inundan mis ojos, mi corazón palpita lleno de vida, vuelve el color a mi rostro. Mis pulmones bombean aire de nuevo y siento cómo el oxígeno desabarrota cada uno de mis músculos. La vida se abre paso entre cada vaso de mis arterias y un suspiro llega hasta mi boca. Se abren mis ojos, me siento aturdido. ¿Dónde estoy? He vuelto, estoy bien, de nuevo la muerte seguirá con sed de mi sangre. Lentamente me levanto y camino hacia el baño, abro el grifo del lavabo y enjuago mis ojos. Contemplo mi reflejo sobre el espejo y me siento aliviado, en paz, tan sólo fue una pesadilla.


**Elfen**

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